domingo, 28 de julio de 2019

Un espacio llamado Limbo


Paso a través de la puerta del Limbo, esa parte del Infierno de Dante que los vivos pisamos todos los días. Me miro los pies y pienso si acaso los charcos profundos no serán su antesala. Nos recibe un barman con camisa de arlequín. Es un fabuloso acróbata con sonrisa de Cheshire y un único pendiente. Dos Alhambras especiales, por favor. Tras la puerta de entrada que se cierra, dejamos atrás el calor que escapa del asfalto de la ciudad.

Las puertas de adentro están abiertas de par en par. Seguimos el dibujo de las losas en el suelo hacia el patio. Si sigo un poco más, sé que podría volver a Roma.

Hemos llegado pronto. Están dispuestos el escenario y las mesas, encendidas las velas, pero aún no despertaron a la noche los virtuosos.

El Limbo es una casa andaluza con patio. O un patio andaluz con casa. Debajo del toldo descorrido, se ve un cacho del cielo del Paraíso. Alrededor, hay arriates con plantas y platos de cerámica semienterrados. Provenientes de nuestras ruinas. Un gato negro duerme atento en un cuadro de la pared. Atento a un perro de cal blanco que no deja de correr la casa. Me acerco y le toco el pelo casi erizado. Es tan hermoso. Siento su pulso. Sin tambores.

Doy un sorbo a la cerveza mientras extasiada por la belleza de los prados, me pierdo en las emociones del tiempo. Me enredo en los recuerdos y navego por la música que nos llega a los tobillos. Como el agua. Suena 'Step' de Vampire Weekend. Siento la verdadera embriaguez y me deslizo en un vestido de seda. Bailo como si fuese los ojos de Rebeca pintados en una fachada de piedra en una plaza. Se abren los libros y pasan sus hojas manos invisibles. Tendemos 2666 versos en las cuerdas que cuelgan del techo de nuestro mundo.

A mi vestido le ha nacido un árbol y a mi pelo rizos. Invoco a los otros ojos que una vez me quisieron y me vieron hermosa. Invoco a sus manos y a los sabios antiguos. A las estatuas de sal. Invoco a mis pies descalzos. A las mariposas que escapan de las escafandras. A los minotauros que derriban los muros de los laberintos en septiembre.

En coma. Sin conseguir entender. Sin encontrar la salida.

Invoco a la poesía de Lorca en Nueva York, al muro de Bartleby y a la piel arponada de Moby Dick. A un funambulista llamado Varsovia capaz de atravesar las líneas enemigas. Invoco a las ventanas que se abren al mar en mis sueños. Invoco al amigo que sigue sentado frente a mí. Qué se enfada conmigo. ¿Tú quieres seguir siendo testigo de cómo se mata poco a poco todos los días? ¿Es eso lo que quieres?

No, no es lo que quiero. Trago. Transparente. Incapaz de ocultar nada en este espacio cuadrado. Me revuelvo buscando el antídoto. Amaranta, cosiendo y descosiendo su mortaja. Porque no sé si seré capaz de sostenerme firme.

El uso de la razón ordena la jerarquía de las penas. Entre los traidores a nadie se le ocurrió incluir a los que se traicionan a sí mismos. Sin sitio en las Malasbolsas.

I feel it in my bones. I feel it in my bones.

En coma. Subida a un tren subterráneo llamada Moebius.

I feel it in my bones. I feel it in my bones.

Invoco al aire que hará desaparecer las esquinas en las que silenciosas y cubiertas de polvo se quedan las arpas.

El viernes estrené el vestido. Seguro que estabas guapísima.

Cómo duele vivir.

Gracias. Me gustó muchísimo el espacio, la música. 

Alicia había visto un gato sin sonrisa pero nunca una sonrisa sin gato.

Salimos. Vuelvo a traspasar la puerta de ese bar con escenario, velas, mesas en el patio, paredes encaladas y losas antiguas, llamado Limbo. Al que entramos para escapar del calor subsahariano de esta ciudad nuestra que ya es más tuya que mía. Donde decidimos quedarnos hablando, apuntalando a la verticalidad nuestra propia realidad. En el fondo esa peli del cine de verano que íbamos a ver no era tan buena.

Donde habita Averroes. Esa parte del Infierno de Dante que está más cerca de la luz.





2 comentarios:

  1. He descubierto este blog gracias a "Literáfricas" y ya me siento como en casa.
    Alberto Mrteh (El zoco del escriba)

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  2. Buen día, Alberto

    'Literáfricas' es un lugar en el que vivir, en el que ser uno mismo. Te busco. Un abrazo,

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